El Club de Rugby Málaga ha vuelto una década después a una categoría nacional, al grupo Centro-Sur de la División de Honor B, estructurada en tres y que ahora el club costasoleño compartirá con entidades madrileñas, cacereñas y andaluzas. Entre ellas, con otra de la provincia, el Trocadero marbellí, aunque la filosofía del club de la capital es muy distinta, basada en dar lustre a su cantera.
El CR Málaga trabaja en un entorno de 250 fichas federadas, con un equipo sénior, otro ‘B’ de la misma categoría (que ha competido en Segunda Regional y ha optado también al ascenso), y la cantera, con otras siete formaciones (sub-18, sub-16, sub-14, sub-12, sub-10, sub-8 y sub-6), que tratan de competir con el mismo sistema de juego. El horizonte que descubre ahora el ascenso del primer conjunto a la División de Honor B permitirá seguramente un crecimiento económico arriba y, a su vez, deportivo en la base.
«Desde hace dos temporadas se intentó potenciar el capítulo deportivo», explica el presidente del CR Málaga, Pablo Cabrera, que lleva siete años ya al frente de la entidad. «Pese a todo –añade– en dos años no nos esperábamos subir, quizás sí en tres o cuatro, y siempre a nivel amateur». Y es que la plantilla del equipo, potenciada por el ‘B’, está compuesta íntegramente por malagueños (casi la mitad) o jugadores nacidos fuera de la provincia pero afincados desde hace mucho tiempo en ella, con una colonia importante de argentinos. A nivel sénior, son entre 50 y 60 fichas.
Cabrera ya empieza a pensar en las dimensiones del nuevo proyecto. «Un equipo con garantías de competir en División de Honor B necesita unos 45.000 euros de presupuesto para poder atender los viajes a los campos de los once rivales de la categoría. El amateurismo se mantendrá, y los jugadores, hasta los más jóvenes, se pagan la ficha. En todo caso, no se desvirtúa la apuesta: «Nuestra filosofía es que si se va a potenciar el club, que sea para la cantera».
Para el entrenador del CR Málaga, Matías Schiaffi, «el ascenso ha estado basado en el resultado del segundo equipo». El argentino se muestra muy complacido con el nivel que han dado jugadores de ese conjunto cuando se ha tirado de ellos para reforzar ciertas demarcaciones.
Patrocinios
Cara al futuro, el CR Málaga, que no desdeñaría la entrada de un patrocinio cara al nuevo proyecto, sufre otro tipo de limitación, la de instalaciones. El club, gracias al Ayuntamiento de Málaga, tiene un convenio con la Universidad para utilizar el complejo deportivo de la UMA para entrenarse y competir en un determinado número de horas, pero desde abril el campo ha estado inutilizable debido a una resiembra, y esto ha marcado el final de la temporada. De hecho, el ascenso del primer equipo se logró en el Manuel Becerra, en Rincón de la Victoria.
El club está muy agradecido al Ayuntamiento de Málaga por la subvención anual que recibe para afrontar los gastos de la temporada (su ascenso a una segunda categoría nacional ha de permitir que se eleve la cuantía) y tiene adelantado también las gestiones para el posible uso de una pastilla de terreno en Soliva que se habilite en el futuro como campo para el rugby (sin que sea incompatible con su uso para otros deportes, como el fútbol).